La pérdida de apetito es uno de los efectos secundarios más frecuentes durante el tratamiento oncológico. Esta disminución en el deseo de comer se suele acompañar de una pérdida de peso, que en ocasiones puede ser considerable.

Las causas pueden ser diversas: puede ser debida a la propia enfermedad, a los efectos secundarios derivados del tratamiento como las náuseas, vómitos, cansancio, etc, pero también asociados a estados de ansiedad, miedo o depresión.

En cualquiera de los casos, esta pérdida de apetito a menudo hace que no comamos suficiente proteína, nutriente fundamental en esta etapa para la reparación de tejidos que han sido dañados durante el tratamiento.

Es por ello que, en este vídeo, la nutricionista de la Asociación Española Contra el Cáncer Olga Muñoz, nos trae algunos consejos y recetas que pueden ayudarte a mantener el peso o reducir la pérdida del mismo durante los tratamientos.


¿Cómo podemos aumentar la cantidad de energía y proteínas cuando hay poco apetito?

Por ejemplo, si tienes menos apetito, es mejor hacer pequeñas comidas a lo largo del día. La idea es que en poco volumen haya mucha densidad energética. Por este motivo, es importante añadir un extra de calorías y/o proteína con alimentos como por ejemplo:


● Aceite de oliva virgen
● Mantequilla, margarina
● Bechamel
● Crema de leche
● Queso muy curado
● Frutos secos
● Fruta desecada
● Aguacate


También es importante que combines distintos sabores y texturas, ya que el gusto puede variar de un día para otro y que evites los líquidos durante las comidas, para no tener la sensación de saciedad precoz.


Otros consejos para evitar la pérdida de apetito

  • Come cuando tengas apetito, aunque no sea la hora de comer.
  • Generalmente no es recomendable poner gran variedad de alimentos para elegir, y es preferible emplear platos pequeños.
  • Evita productos light.
  • Evita ingerir líquidos durante las comidas para disminuir el problema de la saciedad precoz (salvo en el caso de boca seca y disfagia).
  • Es preferible que las comidas más copiosas coincidan con los momentos del día en que te encuentres mejor, generalmente por las mañanas.
  • Estimula tu apetito realizando ejercicio ligero. Pregunta a tu médico qué ejercicios puedes hacer (en general es suficiente un paseo diario).
  • Procura que el ambiente a la hora de las comidas te resulte agradable (compañía, presentación de las comidas).
  • Es preferible que las comidas estén templadas o frías.
  • Evita que las comidas tengan aromas fuertes que te puedan resultar desagradables.
  • Es preferible que otra persona prepare la comida.