Afrontar un diagnóstico de cáncer supone un reto vital que afecta a todos los planos en la vida del paciente y de sus familiares más cercanos. Convivir con el torrente de emociones y sensaciones que desencadena la enfermedad precisa, en muchos casos, de atención psicológica especializada. Sin embargo, tal y como pone de manifiesto un estudio publicado por el Observatorio del Cáncer de la AECC, no estamos respondiendo todo lo bien que deberíamos al dolor emocional de las personas afectadas por el cáncer. Carmen Yélamos, coordinadora de psicooncología de la AECC, reivindica en esta entrevista el papel del psicólogo en el tratamiento del cáncer y de qué manera puede ayudar a digerir el malestar emocional. 

¿Cómo ayudar a un paciente con cáncer?

El miedo y la angustia son habituales e inevitables. En muchos casos, existe un bloqueo emocional que hace que, como familiares de la persona enferma, nos sintamos incapaces de abordar la situación. ¿Es normal no saber cómo ayudar? ¿Cuál es la mejor manera de mostrar nuestra ayuda?

El cáncer afecta tanto al enfermo como a su entorno familiar más cercano. De tal forma que, cuando un miembro de la familia tiene cáncer, toda la familia se ve afectada. Son momentos difíciles para todos y es relativamente normal no saber cómo ayudar. No existen recetas mágicas, pero puedes infórmate sobre la enfermedad, el diagnóstico y los tratamientos que va a recibir la persona enferma, sobre las reacciones emocionales más habituales y las preocupaciones más frecuentes. Trata de comportarte con naturalidad, sin dramatismos, intentando mantener una actitud positiva y tratando de transmitirle apoyo y energía, sobre todo en los momentos en los que el paciente pueda estar más débil o desanimado.
 

El papel del familiar en el proceso oncológico

¿Qué supone a nivel emocional cuidar a un familiar con cáncer? 

El impacto de la enfermedad sobre la familia dependerá, por un lado, del parentesco y el tipo relación que se mantenga con el enfermo. También del tipo de cáncer, de los tratamientos, de la edad de cada miembro de la familia, del apoyo social disponible, de los recursos personales que el familiar tenga para afrontar la situación… 

En cualquier caso, hay factores que van a alterar inevitablemente el ritmo de vida familiar. Las visitas y acompañamientos al hospital, la reorganización de la vida diaria ante las pruebas o los tratamientos, los cambios en las prioridades vitales… Esto puede ser física y emocionalmente agotador para los familiares, quienes también sufren el miedo a la enfermedad, la tristeza ante la situación, las preocupaciones ante su recuperación y el futuro de la persona a la que quieren y que está enferma.

Los familiares pueden sentir desesperanza y tristeza, incertidumbre y miedo, angustia y ansiedad ante el futuro. En el estudio que hemos presentado con motivo del 4 de febrero, Día Mundial contra el Cáncer, la AECC pone de manifiesto que el cáncer y sus tratamientos generan malestar emocional y afectan significativamente al entorno familiar más cercano. Los familiares presentan niveles de distrés y síntomas de ansiedad y depresión superiores a los observados en población general e, incluso, en los propios pacientes.

Apoyo psicológico al paciente, ¿en qué consiste? 

Al estrés, al dolor, a la incertidumbre, etcétera, se une también, en muchos casos, la indefensión laboral, los problemas económicos derivados de los altos costes de los tratamientos oncológicos… Cuestiones que no hacen más que aumentar ese estado de estrés. ¿Cómo puede ayudar el profesional a reducir los niveles de ansiedad que genera la enfermedad?

Ante el diagnóstico de cáncer, el profesional de la psicología puede ayudar al paciente a:

  • Asimilar la información.
  • Tomar decisiones razonadas.
  • Optimizar la comunicación con el equipo médico.
  • Controlar los síntomas de ansiedad y tristeza. Entrenamiento en control del estrés, y asistencia para la recuperación emocional y funcional.
  • Mejorar la comunicación y apoyo familiar.
  • Orientación sobre hospitalización, tratamientos quirúrgicos, síntomas físicos y cambios psicológicos.

Una vez finalizados los tratamientos, la vuelta a la vida normalizada puede requerir tratamientos psicológicos. Por un lado, es necesario hacer frente al malestar ante la experiencia vivida y de las secuelas derivadas del proceso de enfermedad (trastornos neurocognitivos, sexuales, linfedema, neurotoxicidad…), las preocupaciones y miedos a las recidivas, ansiedad ante las revisiones, etcétera. Por otro lado, se afrontará la recuperación de la vida social, laboral y recreativa.

 

¿Qué puede ayudar a la comunicación de nuestro ser querido?

La manera en la que nos relacionamos y comunicamos con la persona enferma es otra de las cuestiones que deben abordarse con un profesional. Por ejemplo, determinados comentarios y/o comportamientos pueden aumentar la incomunicación o los sentimientos de incredulidad, tristeza, enfado o miedo. ¿Qué nos puede ayudar a salvar los obstáculos en la comunicación con nuestro ser querido?

La mayoría de los familiares sufren un shock emocional similar al que sufre el paciente, y necesitará un tiempo para asumir la situación. En un primer momento de la enfermedad, el familiar puede no saber cómo actuar. Ante todo debes saber.

  • Lo importante es que el paciente sea capaz de percibir el apoyo de su entorno. Generalmente, encuentran menos dificultades para afrontar la enfermedad.
  • En ocasiones, bastará con hacerle saber que estás ahí. En otros momentos, podrás ayudar en tareas del día a día (haciendo gestiones, cuidando a los niños…), escuchándole o ayudándole a tomar una decisión. 
  • Es esencial que estés informado y que ayudes a afrontar la enfermedad con naturalidad, sin dramatismos, y atendiendo a las necesidades de la paciente en cada etapa de la enfermedad. Si lo necesitas, puedes solicitar apoyo psicológico de forma gratuita con nuestro equipo de profesionales.