No cabe duda de que la situación inaudita de confinamiento por el riesgo del contagio por el Covid-19 está teniendo un gran impacto en nuestra vida y también en nuestra salud. Por un lado, es normal que hayamos percibido algunos efectos psicológicos como aburrimiento, cansancio, incertidumbre, frustración, etcétera. A ello se suman otras realidades complicadas de manejar en lo económico, laboral y familiar.

Otra de las consecuencias, como hemos podido conocer en las últimas semanas, ha sido el aumento en el consumo de alcohol y tabaco para sobrellevar la difícil situación que se nos ha presentado. Tal vez estemos fumando más o, incluso, hayamos recaído después de haber conseguido desterrar de nuestra vida este peligroso hábito.  Tal vez pienses que solo será mientras dure este periodo de confinamiento, pero la realidad es que después no será tan fácil volver a dejar de fumar. Sin embargo, todavía estás a tiempo de revertirlo, y celebrar el Día Mundial Sin Tabaco (el próximo 31 de mayo) libre de humos.

El tabaco como herramienta de gestión emocional

En primer lugar, como señalan desde el equipo de profesionales de Prevención de la Asociación Española Contra el Cáncer, “como sociedad nos ha costado entender por qué se ha considerado el tabaco un producto de primera necesidad y que los estancos se hayan mantenido abiertos durante el confinamiento”. ¿No sería mejor simplemente cerrar los estancos y así que las personas que fuman dejaran el tabaco? ¿No sería deseable que, en esta situación, los fumadores simplemente dejaran de fumar? Son preguntas que, sin duda, a todos se nos han pasado por la cabeza e invitan a la reflexión.

Efectivamente, el tabaco es un producto perjudicial para la salud que aumenta el riesgo de padecer cáncer, así como otras enfermedades. Pero también es una sustancia que genera dependencia en muchas de las personas que lo consumen, y es esta relación de dependencia la que lo convierte en un producto de primera necesidad. Pero ¿es así para todo el mundo? ¿Cada persona que fuma lo hace por dependencia al tabaco?

“Aunque probablemente la respuesta es compleja y diferente en cada caso, es importante saber que el tabaco también puede ser una herramienta de gestión emocional. Como ocurre con otros elementos, como la alimentación, podemos estar utilizando el tabaco para calmarnos en situaciones difíciles. Y, desgraciadamente, en las últimas semanas hemos podido vivir momentos complicados”, apuntan los expertos.

Te proponemos un reto: dejar de fumar

Seguro que te estarás preguntando si, ante esta situación, hay algo que podamos hacer.  La respuesta es: ¡por supuesto que sí!

El primer paso sería hacer una evaluación de la situación en la que nos encontramos, y ajustar nuestras decisiones y expectativas a lo que sea posible para nosotros en cada momento.

Si crees que es posible dejar de fumar y decides hacerlo, adelante.  Sin duda, es la mejor decisión que puedes tomar en este momento. En la AECC podemos ayudarte a través de algunos de nuestros recursos e, incluso, nuestros profesionales te pueden atender online para ayudarte a planificar mejor tu ‘desescalada’ personal del tabaco. Para saber más de este recurso, llama a Infocáncer (900 100 036).

DESCARGA LA GUÍA ‘FASES DE DESESCALADA DEL TABACO’, CON CONSEJOS PRÁCTICOS Y ÚTILES

En cambio, si no te ves capaz, o no tienes intención de dejar de fumar, te proponemos tres posibles alternativas:

Espacios sin humos: dejar de fumar

1. Reduce la cantidad de cigarrillos

Para ayudarte a conseguirlo, puedes pararte a pensar antes de cada cigarro: ¿Para qué me estoy fumando este cigarro? ¿Podría pasar sin él? Si consideras que puedes, hazlo.

2. Reduce los espacios en los que está permitido fumar

Puedes escoger un “espacio de fumadores” dentro de tu casa. A poder ser, una terraza o una ventana. Un lugar donde las partículas que desprende el tabaco no se queden pegadas. De esta manera, no solo estaremos reduciendo nuestro consumo, sino la exposición a las partículas que desprende el humo, y que puede comprometer la salud propia y la de otras personas de nuestro entorno (menores, personas mayores, población de riesgo…).

Si, además, estás teletrabajando desde casa, pensemos: ¿Estamos ‘fumando en la oficina’ ahora que es posible? Piensa en establecer unos horarios que hagan que no te excedas.

3. Controla el consumo

Si no te ves capaz de reducir el número de cigarros, puede ser útil que reflexiones (incluso que anotes) cuánto fumas y por qué. Quizá no seas capaz de dejar de fumar ahora, pero ser consciente de cuánto y cómo fumas puede ser una información muy útil cuando todo esto pase.

Esperamos que estos consejos te hayan resultado de utilidad, y recuerda que cuidar de tu salud está en tu mano.